Después de leer “Espía de Dios” y descubrir a Juan Gómez-Jurado como autor, estaba claro que tenía que seguir leyendo el resto de sus obras. Aunque en principio le había echado el ojo a “El paciente” —del que había escuchado cosas muy buenas— al saber de “Cicatriz”, con cuyo protagonista comparto profesión, decidí posponer la lectura del mismo.
Dado que no conocía a nadie que hubiera leído la novela, las únicas referencias que tenía eran de otros lectores de Internet, y todos parecen coincidir en lo mismo: un libro que parece una película con personajes muy estereotipado. Tras haber leído la historia puedo confirmar esas reseñas.
Los personajes principales de la historia son Simon, el protagonista, Irina, la chica ucraniana con la que contacta y de la que se enamora, y por último, algo más en segundo plano pero siendo de alguna manera uno de los focos de la historia, Tom, el mejor amigo de Simon. Simon es un chico de casi 30 años, informático, que ha fundado una pequeña empresa (startup) junto con su amigo Tom, abogado. La estrella de la empresa es LISA, un algoritmo de reconocimiento de imágenes en el que Simon lleva trabajando años. A pesar del gran potencial de dicha aplicación, su empresa, Jumping Crab, necesita dinero para poder seguir trabajando en LISA. Tras haber sido rechazados por todas las empresas de Chicago con poder suficiente para invertir en LISA, deciden intentarlo con la empresa “Infinity” (una especie de Google o Facebook en esta historia), dirigida por Zachary Myers —guiño a Mark Zuckerberg, director de Facebook—. Durante la reunión con Myers, Simon echa a perder cualquier posibilidad de firmar algún acuerdo debido a su comportamiento (“antes trabajaría en un McDonald’s que venderle mis ideas por un sueldo y un seguro dental”), lo que paradójicamente hace que poco después Myers los llame porque le han impresionado con “su actitud y convicción”, dispuesto a firmar un acuerdo si consigue mejorar LISA en un tiempo dado usando una inyección de dinero de Infinity, con la condición de que, de no conseguirlo, LISA pasaría a manos de Infinity.
Ya de primeras tenemos a una figura poderosa con la cual una falta de respeto no supone un agravio, sino algo que premiar a la persona que lo hace, así como un contrato o acuerdo que pone a los protagonistas en la cuerda floja, siendo los resultados bastantes previsibles: o todo sale mal y algo posterior e inesperado lo arregla o un acto a la desesperada lo soluciona todo en el último momento. Todos estos detalles pueden traernos a la memoria infinidad de películas.
Otro detalle de película es el conflicto que estalla al conocerse Irina y Simon. Simon, usando una versión modificada de LISA que buscará chicas en una página de contactos que se parezcan a la chica de sus sueños, encuentra a Irina. Tras intercambiar varios emails, Simon siente que ha conectado a un nivel espiritual con la otra persona al otro lado del ordenador: se conocen, Irina viaja a Estados Unidos y empieza a verse con Simon, lo que lleva a una discusión entre este y Tom, ya que este último no confía en que a Irina le pueda gustar Simon de verdad, y piensa que solo finge que lo quiere por el dinero que recibirá si LISA termina funcionando. Esto también ha aparecido cientos de veces en otras historias: dúo inseparable, uno conoce a alguien, empieza a volcarse en esa nueva relación, causa recelos en la persona desplazada, discuten, etc.
A partir de este punto, la historia se sigue desarrollando, transcurriendo un hilo de problemas al mismo tiempo que el plazo para terminar a LISA se agota. De forma paralela a lo que pasa en el presente, se nos va relatando la historia de Irina, su pasado, estando ambas líneas argumentales contadas en primera persona. Los padres de Irina fueron asesinados por unos mafiosos que intentaron secuestrarla a ella y a su hermana para introducirlas en una red de prostitución que se desarrollaba en Estados Unidos. Irina consiguió escapar y desde ese momento, se propuso rescatar a su hermana y vengar a su familia.
Todo esto transcurre durante los primeros capítulos del libro, por lo que, aunque quizás cargado de clichés, no deja de ser una historia intensa.
Un detalle que también quisiera comentar es el tema de la documentación. Una de las reseñas que leí en Amazon me chocó muchísimo porque decía que el autor “no tiene ni idea de programación”, así que pensé que la novela sería demasiado técnica o con trozos de código de algún lenguaje de programación, y no ha sido así. Cicatriz es una novela, no un manual para aprender a programar y los pocos aspectos tecnológicos que hay están bien cuidados, sin haber ninguna “barbaridad” en la obra. El único término que me ha chirriado un poco es cuando se da la definición de “Big data”. La definición correcta de “big data” hace referencia a cantidades de datos tan grandes que no se pueden procesar con medios tradicionales (un poco abstracto, sí), así como a las técnicas y herramientas que se utilizan en dicho campo, mientras que en el libro lo que se llama “big data” es más bien un modelo de negocio: los visitantes de una página web aceptan que se descargue una “cookie” (galleta) en el ordenador que la página utilizará más tarde para ver que otras páginas ha visitado el usuario entre tanto, y vender esta información a empresas con fines publicitarios.
Por lo demás, creo que es una buena historia, amena y entretenida, aunque quizás un poco superficial. Muy asequible en términos de dificultad para alguien que quiera iniciarse en las novelas de este género.
Ingeniero informático, intento de fotógrafo, sombra de escritor. Vividor de mil vidas. Meme expert, as well.
José María García García | Uses Font-Awesome and Bootstrap | Icons made by Freepik from www.flaticon.com is licensed by CC 3.0 BY