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Reseña de «Dune»

«Dune» es una de esas obras que, por mucho que pase el tiempo, nunca abandonan la mente del público, lo que, unido al impacto que tuvo su día, la ha convertido en una obra de culto.

La novela «Dune», publicada en 1965, constituye el primer volumen de una saga que acabó teniendo seis tomos, así como otras precuelas y secuelas que se escribieron incluso tras la muerte del autor, continuando el desarrollo del universo que Frank Herbert empezó. Tal es el volumen de libros que forma el universo Dune que es prácticamente necesario disponer de una hoja de ruta como esta para leerlo todo en el orden correcto.

Todo el fandom de «Dune» despertó de su letargo en 2020 debido al anuncio del estreno de un remake de la adaptación cinematográfica de este libro, con Timothee Chalamet en el papel de Paul Atreides. No obstante, debido a la pandemia causada por el COVID19, este estreno ha sido retrasado hasta octubre de 2021. Con vistas de estar preparado para la película, decidí leer este libro.

Dada la trama que se nos presenta en este libro, es fácil entender que «Dune» se haya convertido en una especie de obra arquetipo en el campo de la ciencia ficción, y es que tiene la mayoría de elementos que nos encontramos normalmente en este género: viajes espaciales, capacidades psíquicas, un clima político incierto y un entorno distópico o postapocalíptico (al menos en apariencia). Casi podríamos considerar «Dune» una especie de precursor de Star Wars, o a este último un pequeño plagio del anterior, conversación que se puso sobre la mesa cuando George Lucas dio a conocer su primera película de Star Wars reconociendo haber usado elementos de Dune como inspiración, momento en que Herbert admitió que estaba muy molesto y que estaba intentando no demandar a nadie.

La historia comienza siguiendo la perspectiva de la familia Atreides, que está preparándose para abandonar el planeta Caladan y asentarse en Arrakeen, la ciudad «capital» del planeta desierto Arrakis. Si bien no se nos termina de concretar al mínimo detalle, sabemos que hay un Emperador, que rige un Imperio, del que forman partes ciertas Casas, siendo una Casa una familia concreta, y teniendo cada Casa asociado un planeta. Cuando comienza la historia, la Casa Atreides, formada por el duque Leto, su concubina Bene Gesserit Jessica y su hijo Paul, ha sido “ascendida” a regente del planeta Arrakis, regentado previamente por la familia Harkonnen, una Casa enemiga de los Atreides. Si bien públicamente esto parece una victoria para la Casa Atreides, esta Casa tiene muy claro que el planeta entero es una trampa para ellos, pero no pueden negarse a ir sin iniciar una guerra que no podría ganar.

Nada más empezar, nos damos cuenta de que la historia se cuenta a través de un narrador omnisciente, que nos cuenta lo que hacen los personajes pero también lo que piensan, sean buenos o malos. Si bien esto no es un problema, supone un poco chocante que el uso de este recurso nos descubra que hay un traidor sirviendo a los Atreides en las primeras páginas. A título personal, prefiero descubrir esas cosas observando a los personajes a través de los ojos y el juicio de un personaje concreto, lo que suele ser un narrador en tercera persona limitada, pero, en líneas generales, el tipo de narrador usado en «Dune» no supone un problema.

Otra de las cosas que se nos revela con más bien poca sutileza nada más empezar es que Paul, el protagonista, es ✨especial✨, la típica figura de El Elegido. Debido a los planes de la organización Bene Gesserit, Paul representa una unión de factores genéticos que lleva elaborándose durante siglos para intentar crear un Kwisatz Haderach, un hombre con los poderes de una Reverenda Madre que pueda ver el futuro y cambiar el destino. Si bien Paul no debería serlo, la presentación que hacen al principio de esta posibilidad resulta muy premonitoria. Su educación Bene Gesserit, unido a este potencial y a una vida de entrenamiento militar hacen de Paul, un adolescente de 15 años, un protagonista que parece destinado a sobrevivirlo todo y a llegar muy alto.

La organización Bene Gesserit es una organización formada solo por mujeres que lleva trabajando desde los albores del Imperio para conseguir las mejores líneas genéticas posibles, fomentando matrimonios entre individuos y entre Casas para obtener las combinaciones de genes más favorables para el Universo, teniendo entre sus objetivos el crear un Kwisatz Haderach, una especie de super Bene Gesserit que pueda predecir el futuro y analizar los distintos caminos que puede tomar el destino. Las Bene Gesserit reciben formación para usar la Voz: analizando la forma de comportarse y actuar de una persona, son capaces de formular órdenes en el tono y registro de voz correcto para que el cerebro de su receptor las ejecute sin rechistar, como una especie de control mental basando en el análisis del comportamiento y el lenguaje corporal. El entrenamiento Bene Gesserit también incluye un control total del metabolismo, la respiración, el cuerpo, etc. En el libro aparece una letanía contra el miedo que las personas con una educación Bene Gesserit se dicen a si mismas para retomar el control de sí mismas, siendo esta letanía una de las cosas más populares de la saga Dune.

“No conoceré el miedo.
El miedo mata la mente.
El miedo es el pequeño mal que conduce a la destrucción total.
Afrontaré mi miedo.
Permitiré que pase sobre mí y a través de mí.
Y cuando haya pasado, giraré mi ojo interior para escrutar su camino.
Allí por donde mi miedo haya pasado ya no quedará nada, sólo estaré yo”
—Letanía Bene Gesserit contra el miedo

Antes de seguir, si resulta cuanto menos curioso el parecido de «Dune» con la primera película de «La Guerra de las Galaxias»: planeta desierto (Tatooine/Arrakis), protagonista que no es tan normal como parece al principio, sino que tiene un poder latente (Luke/Paul), un poder sobrenatural (la Fuerza/la Voz), la figura de un Imperio malvado, la temática espacial, etc. Si bien eso es solo una parte de Star Wars que se aleja mucho de «Dune» cuanto más se desarrolla, si parece plausible que el autor de «Dune» considerase el plagio en su día.

Para acabar de analizar el comienzo de la historia sin entrar en spoilers, solo queda comentar el planeta. ¿Qué tiene Arrakis? ¿Es solo un planeta desierto que es molesto de gestionar y ya? ¿Qué hay en Arrakis? ¿Por qué podría considerar un ascenso de cara el público el hecho de que la familia Atreides acabe allí?

Arrakis es, efectivamente, un planeta desierto, pero es también el único planeta del Universo conocido en el que puede encontrarse la melange, conocida también como la especia. Arrakis está salpicado de yacimientos de especia, caracterizada por un color marrón y un olor parecido al de la canela. Si bien los nativos de Arrakis, los Fremen, la utilizan para muchas cosas distintas, el resto del Imperio busca la especia por los efectos que causa. Si bien tiene efectos narcóticos (los que la pueden convertir en una droga) y puede alargar la esperanza de vida de sus consumidores, el efecto más perseguido es de la alteración mental. La especia puede aumentar las capacidades psíquicas y el instinto de su consumidor, por lo que ha sido una pieza clave en la historia del Imperio al haber permitido a los navegantes de naves especiales el poder navegar por el espacio sin problemas. En el caso de ciertas personas, el aumento de capacidades psíquicas se transmite en el desbloqueo de la presciencia, que es el poder de ver el futuro. Si bien los navegantes apenas pueden ver el futuro inmediato, ciertas personas pueden ver miles de caminos futuros según las decisiones que tomen, como es el caso de Paul Atreides.

Cabe pensar entonces que, si tan importante es el papel de la especia y Arrakis en el esquema de funcionamiento del Imperio, Arrakis será un planeta domado y controlado, pero nada más lejos de la realidad. El imperio tiene un asentamiento en la ciudad de Arrakeen y ha colaborado con los Fremen, el pueblo nativo de Arrakis, para aprender a moverse un poco por el desierto, pero cada expedición al desierto profundo supone un gran riesgo, puesto que la recogida de la especia puede atraer a los gusanos de la arena (hacedores para los Fremen), gusanos de hasta medio kilometro de largo y con más de doscientos metros de diámetro que pueden engullir las cosechadoras de especia de un bocado. Por razones que nos van explicando poco a poco, el Imperio tampoco ha intentado nunca controlar a los Fremen, que parecen conocer los secretos del planeta, ni domar a los gusanos. Con todo esto, para el lector que acaba de empezar parece que Arrakis es un planeta lleno de peligros y ciertas fuerzas invisibles quieren que siga así.

Y hasta aquí llegaría la introducción al mundo de Arrakis sin destripar la historia.

Como lector, muchas veces prefiero llegar a una historia sabiendo lo mínimo de ella, para no caer en spoilers que pueda encontrarme en otras reseñas y para intentar juzgarla y disfrutarla con pocas expectativas. En el caso de «Dune», solo sabía que la historia transcurría en un desierto y que había unos gusanos enormes que se han usado como referencia en otras películas de desiertos, como «Temblores». Con este poquito background, y con mis preferencias por historias que jueguen con conceptos místicos, psíquicos y sobrenaturales, puedo concluir que «Dune» ha sido un gran acierto para mí.

El mero hecho de que el libro empiece dándome a entender que el protagonista tiene una especie de sueños premonitorios bastó para capturarme los primeros capítulos. Cuando además descubrí que su madre tiene una formación que recuerda a la de los espías (control del cuerpo, manipulación de otros, etc.), y que forma parte de una organización enorme esparcida por el universo con el objetivo de crear una combinación de genes que permita desbloquear el potencial de la mente humana, ya terminé de engancharme por completo. No sabía qué iba a pasar en el desierto ni con los Atreides, pero solamente el seguimiento de esta parte de la trama me bastó para quedar metido en la historia.

En lo que respecta los personajes, reconozco que me ha gustado algo más la evolución de personajes secundarios que la de los personajes más protagonistas. Observo a Paul y a Jessica, su madre, que podríamos decir que son los dos personas más protagonistas de la historia (aunque Jessica siga siendo un personaje secundario), y siento que siempre están en control de la situación. Su entrenamiento Bene Gesserit hace que nunca pierdan la calma, siempre tienen recursos para controlarse, manipular a su enemigo, aventurarse al tomar un riesgo y que resulte una apuesta acertada. Incluso cuando la situación se vuelve delicada y ambos caminen sobre hielo fino, siempre parecen triunfar; los reveses que les propina el destino son siempre asumibles o no suponen nada para la trama. En cambio, personajes como el doctor Yueh, Thufir Hawat o Gurney Halleck muestran giros y desarrollos más ricos e interesantes que los protagonistas. Quizás es injusto decir que esto para Jessica y Paul, dado que acaban en un lugar que está a años de luz de donde empiezan como personas al comienzo de «Dune», pero siento que su progresión al ser mucho más escalonada que la del resto hace que se sienta mucho más plana.

Por último, si me ha resultado curiosa la caracterización del varón Harkonnen, el principal antagonista de la Casa Atreides. Mientras que la Casa Atreides representa valores muy nobles, tratando a todas las personas a su servicio como miembros de una gran familia, el varón Harkonnen representa unos valores completamente opuestos. El varón Harkonnen es descrito como un hombre extremadamente obeso que necesita unos suspensores gravitatorios que sujeten sus carnes para poder desplazarse apoyándose sobre sus propias piernas. En lo que respecta al trato con sus subordinados, es capaz de ordenar la muerte de un soldado por capricho, o de matar a todo un grupo de personas porque un allegado suyo ha establecido contacto con una sola persona de ese grupo. También nos dicen en varias ocasiones que el varón tiene inclinaciones homosexuales, sobre todo hacía chicos jóvenes, lo que ha iniciado diversas conversaciones por internet sobre si el autor era homófobo o no. Algunas personas argumentan, en base a información de la biografía del autor, que el hecho de tener un antagonista gay responde a la homofobia del autor, y a la inmediata asociación de este de «homosexualidad» y «maldad», «inmoralidad», «decadencia», etc. Otras personas, por el contrario, consideran que cuando el varón Harkonnen pide, por ejemplo, que le manden algún chico esclavo joven a sus aposentos, la clave está en el hecho de que sea joven, y que lo que buscaba el autor era representar al varón casi como un pedófilo o depredador, para que tuviera un conjunto de atributos que lo hicieran detestable a ojos de los lectores.

En resumen, «Dune» es una de esas obras que merece mucho la pena leer, no solo por el valor que tiene por si sola como lectura entretenida, sino también por todos los palos que toca en el terreno de la ciencia ficción y por todo lo que ha marcado la cultura pop posterior.



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José María García García | Uses Font-Awesome and Bootstrap | Icons made by Freepik from www.flaticon.com is licensed by CC 3.0 BY