Puedo resumir todo lo que tenga que decir de esta novela en esta imagen de una reseña de 1 estrella que me encontré por Twitter.
Antes de nada, confieso que puede que tuviese una imagen errónea de lo que iba a encontrarme en esta novela, y que ello haya influenciado en mi opinión posterior.
La idea de leerme este clásico nace de dos hechos. El primero, de un deseo de consumir literatura clásica y de géneros a los que no estoy acostumbrado para expandir mis gustos, mis horizontes, etc. El segundo, de ver «El Infierno de Dante», obra de Sandro Botticelli, en la película «Inferno», película que seguro que satisface a los más conspiranoicos, pues va sobre un rico extravagante con tendencias ecofascistas que se ha propuesto liberar un virus mortal hipercontagioso para reducir la población y así salvar el planeta de la contaminación y superpoblación.
Escena de «Inferno»
Volviendo al tema del libro, la historia comienza en una zona difusa en la que hay una selva, una montaña, una playa y la entrada de una cueva. Ante Dante se aparecen tres animales: una loba, una leona y una pantera. Estos animales cierran el camino de nuestro protagonista, por lo que se ve obligado a buscar una alternativa. Buscando esa alternativa se encuentra con Virgilio, un poeta de tiempos romanos que es uno de los ídolos de Dante. Dante le explica que ha sido llamado para llegar hasta Beatriz, su amada, que está en el Paraíso, y para ello tiene que atravesar el Infierno y el Purgatorio. En este momento, Virgilio se convierte en su guía, y se encarga de que Dante pueda atravesar el Infierno de forma segura. Aquí comienza el viaje de Dante a través de los 9 círculos del Infierno y los 7 escalones del Purgatorio.
Si bien no se describe nada más entrar, el Infierno está organizado como una cueva que no para de profundizar en la Tierra, como una especie de embudo. Al principio la descripción resulta un poco confusa, o al menos a mí me dio esa sensación, pues se nos habla de que las almas que están sufriendo se encuentran en una especie de zanjas o pozos a los lados del camino, y el sufrimiento o castigo que se les aplica cambia, aparentemente, casi de repente, sin que se nos distinga que estamos en una zona concreta dentro de un círculo. Realmente, el Infierno está bien dividido en varias partes muy definidas, pero a la hora de analizarlas o hablar de ellas, Dante y los distintos personajes utilizan distintos criterios de organización, lo que induce al lector a confusión.
Por ejemplo, el Infierno está dividido en 9 círculos y cada círculo alberga un tipo de condenado: el primer círculo por ejemplo contiene gente que vivió antes de Cristo y por tanto no conocía su palabra y su Verdad, niños sin bautizar, gente que no pecó, pero tampoco hizo ningún bien, etc. En los círculos siguientes, podemos encontrar almas condenadas por otros pecados: la ira, la gula, la traición, la autolesión, el fraude, la mentira, la herejía, etc. La confusión viene porque llega un momento en que el Infierno se convierte en una sucesión de zanjas en las que se está aplicando un castigo a un puñado de almas, y dado que no hay ningún cartel en ningún sitio que diga en qué círculo estamos, es cosa del lector llevar la cuenta de dónde está; si en las dos últimas zanjas o pozos se castigaba a gente por distintas formas de herejía (sexto círculo) y en la próxima zanja se castiga a gente por ser violenta hacia otras personas (séptimo círculo), esa es la pista que dice al lector que ahora Dante está en otro círculo.
Al mismo tiempo, también se hacen referencias al Infierno según la organización que hacía Aristóteles del mismo, por lo que si, por ejemplo, se hace referencia a que Dante está en la zona en la que se castiga a los pecadores que no supieron frenar sus instintos, sabemos que Dante está en una zona que abarca tres círculos. En la siguiente imagen podemos ver un esquema del Infierno dantesco según Ediciones Cátedra con todos estos apuntes.
A toro pasado, y dado que no soy ningún experto en teología ni en filosofía, considero que un diagrama de este tipo me habría venido de miedo al leer la historia, aunque supusiera un pequeño spoiler, puesto que llegó un momento en que el Infierno, para mí, se convirtió en una sucesión de zanjas en las que había gente siendo castigada por motivos varios. Si bien también se puede leer sin esta ayuda, considero que habría hecho la historia más disfrutable.
Esto me lleva a la reseña mencionada al principio de este post. ¿Cómo que “lleno de nombres y lugares italianos”?
Aunque Dante baja al Infierno, el Purgatorio y el Paraíso, donde se puede encontrar literalmente a cualquier persona que haya vivido hasta ese momento, Dante no para de cruzarse con almas de personas italianas que vivieron o fueron conocidas por su zona, por lo que caemos en un bucle que consiste en:
Esto se traduce en que dos tercios de la historia consisten en Dante escuchando historias de personajes de distinto calibre (importancia histórica), casi siempre italianos y muchos contemporáneos a Dante, sin que esto aporte realmente ninguna reflexión o pista de cara a lo que está por llegar. Si bien también aparecen personajes más atemporales como Aquiles o Platón, en general vamos a pasar más tiempo leyendo sobre este terrateniente italiano desconocido que fue avaro en vida, aquel hombre italiano que cometió adulterio, etc., etc.
Finalmente, después de un indecente número de zanjas y anécdotas de italianos desconocidos, llegamos al Purgatorio.
En términos de organización, el Purgatorio está mucho más organizado y es más fácil de visualizar. El Purgatorio constituye la antítesis del Infierno en muchos aspectos: al llegar al fondo del Infierno, en su punto más bajo, Dante y Virgilio aparecen en el punto opuesto de la Tierra, y se encuentran en la base de una montaña, encontrándose en la cima el Paraíso. Tras bajar hasta el fondo del infierno, organizado en niveles hacia abajo, Dante y Virgilio deberán subir a la cima del Purgatorio, organizando en niveles hacia arriba.
El Purgatorio es una montaña dividida en escalones, purificándose en cada uno de ellos un pecado capital. Dante debe ascender por la montaña, acompañado de su maestro, purificándose de cada uno de estos pecados para alcanzar la virtud que le permita entrar en el Paraíso.
El Purgatorio es una zona mucho más ligera y amena que el Infierno, si bien nos seguimos encontrando almas de italianos que quieren contar su historia.
Finalmente, Dante alcanza la cima, se despide de su guía y queda en manos de Beatriz. Al igual que el Infierno, el Paraíso está dividido en 9 partes, en este caso 9 cielos concéntricos, siendo los miembros de cada círculo más virtuosos cuanto más cerca están del centro, en el que se encuentra Dios. Si bien Dante también habla con diversos santos sobre lo que estos hicieron en vida, esta parte pone mucho más énfasis en la conversación que mantienen Dante y su guía, Beatriz, mientras avanzan por el cielo. Durante los 33 cánticos que forman el bloque del Paraíso, Dante reflexionará sobre la fe, la razón, la relación de la Tierra con el Paraíso, la virtud, etc., para finalmente volver a su lugar terrenal.
A través del prisma que constituyen mis expectativas sobre la historia y el bagaje lector que yo tengo, tengo la sensación de que he acabado este libro más perdido de lo que estaba. ¿Por qué busca Dante a Beatriz? ¿El objetivo del protagonista es llegar al cielo para satisfacer sus dudas y razonamientos teológicos? ¿Por qué encontrarse con locales en el Infierno, y no aprovechar para contar la historia de personajes más característicos? Cierto es que, dado que la Divina Comedia fue escrita en el siglo XIV, hay muchos personajes históricos importantes que Dante no llegó a conocer porque fueron posteriores a este, pero también los hay anteriores. Quizás este libro no es el típico que se pueda leer «con lo puesto», sino que requiera de cierta base histórica y teológica para ser disfrutado en su totalidad.
Leyendo y buscando información para esta reseña, he podido comprender un poco mejor lo que «La Divina Comedia» ha supuesto para la literatura. Se conoce a Dante como el Padre del Italiano por como popularizó el idioma al escribir su obra en italiano, en vez de en latín. Se considera que, con su obra, hizo al italiano el idioma del Renacimiento. En términos literarios, el uso de los números en la composición de lo que originalmente era un poema se considera digno de referencia. La historia está dividida en 3 partes de 33 cantos, cada canto formado por estrofas de 3 versos con una forma de rima que se considera creada por Dante: tercetos encadenados o dantescos. Cielo e infierno tienen ambos 9 partes, siendo esto un múltiplo de 3. El 7 aparece también en varias partes, siendo este el número de escalones del Purgatorio, el número de pecados capitales, el número de integrantes de varios coros que Dante se encuentra en el Paraíso, etc.
Mucho se ha escrito sobre la obra de Dante y sobre todo lo que hay detrás de ella, por lo que uno se siente con poca autoridad para desdeñar un clásico solo porque no cumple los estándares de novela que un lector cualquiera podría esperar de él. Aun así, dentro de lo mala que ha sido la experiencia de lectura, el proceso de buscar información sobre la novela después de leerla, sin miedo ya a spoilers, análisis o reflexiones, ha sido muy ameno, puesto que cobran sentido muchas cosas que no tienen sentido de primeras sin un conocimiento histórico o teológico previo. Las representaciones artísticas que se han hecho de los distintos lugares que Dante visita toman otro matiz ante nuestros ojos, y versos que leí sin mucha pasión se llenan de significado cuando lees un estudio que se ha hecho sobre pasajes concretos de la historia.
En retrospectiva, creo que si hubiera sabido qué era lo que me iba a encontrar, quizás ni siquiera hubiera empezado este libro, pensando en posponerlo para cuando yo estuviera listo para leerlo. Sin embargo, pensándolo fríamente, siento que nunca habría adquirido por cuenta propia el bagaje necesario para leerme este libro y disfrutarlo a la primera, y por tanto no lo habría leído nunca. Quizás, para el lector medio, este es el típico libro que ha de leerse dos veces, con tiempo de reposo entre medias, para poder apreciar las palabras de Dante, así como los mensajes que pueda haber tras las mismas. O quizás es simplemente el tipo de libro que ha de estudiarse, y no leerse sin más, y mi error fue empezarlo como si fuera de este último tipo.
En resumidas cuentas, «La Divina Comedia» no es un buen clásico para empezar a leer literatura universal, salvo que estés listo para afrontar la lectura como un trabajo de investigación de la cultura italiana del siglo XIV y de análisis sobre las bases del Cristianismo y la Iglesia Católica.
Ingeniero informático, intento de fotógrafo, sombra de escritor. Vividor de mil vidas. Meme expert, as well.
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