¿Alguna vez habéis estado en un mercadillo de libros, os habéis comprado algo por ser un clásico o por ser una ganga y lo habéis abandonado durante siglos? Ese fue mi caso con este libro, un clásico de la ciencia ficción que me propuse leer en inglés y que he pospuesto todo lo que he podido, hasta ahora.
No me malinterpretéis, la historia no es que esté mal per se. El problema, o lo que ha sido un problema para mí, reside sobre todo en el tema principal de la historia: el viaje en el tiempo. «La máquina del tiempo» es una novela que fue publicada por primera vez en 1895, y que se convirtió en una obra de referencia por ser una de las primeras en tratar los viajes en el tiempo mediante el uso de una máquina. Si bien la auténtica primera obra que trata el tema de las máquinas del tiempo, «El anacrónopete», fue escrita por un escritor español, Enrique Gaspar y Rimbau, fue H. G. Wells, gracias a la popularidad de su novela, el que realmente popularizó el género y que es recordado como uno de los padres de la ciencia ficción.
Ahora bien, han pasado 125 años desde que se publicó «La máquina del tiempo». Esta novela dio el pistoletazo de salida a toda una rama de la ciencia ficción que utilizó los viajes en el tiempo como recurso principal y que además desarrolló sus posibilidades: paradojas temporales, líneas de tiempo alternativas, universos paralelos, convergencia de hechos, etc. Para la mayoría de nosotros, el concepto de viaje en el tiempo ha sido omnipresente a lo largo de nuestras vidas. «Vengadores: Endgame», «Terminator», «Regreso al futuro», «Men In Black 3», «Harry Potter y el Prisionero de Azkaban», «X-Men: Días del futuro pasado», «La chica que saltaba a través del tiempo», «Steins;Gate», «Star Trek»…
Escena de «Vengadores: Endgame»
¿Cuál es el problema entonces, si el tema de la novela está tan arraigado y resulta tan familiar? Pues que este libro, como todas las primeras versiones de las cosas, resulta un poco pobre. En el contexto de finales del siglo XIX, en el que el tema no se había tratado nunca, este libro rompió los moldes existentes y creó moldes nuevos. Sin embargo, cuando se observa con los ojos de alguien de principios del siglo XXI, el libro sabe a muy poco, o al menos eso me ha pasado a mí.
Revisemos el argumento: el protagonista, un científico sin nombre, ha creado un vehículo que le permite moverse a través del tiempo, la Cuarta Dimensión del Espacio. Usando dicho vehículo, de aspecto indeterminado pues apenas se describe, el científico se transporta al año 802.701. Más allá de descubrir una sociedad hiperdesarrollada con tecnología que hoy llamaríamos magia, descubre que la humanidad ha entrado en decadencia: la especie humana se ha dividido en dos subespecies. Por un lado, tenemos a los Eloi, unos humanos con una fisiología parecida a la de un niño pequeño actual. Ignorantes, alegres y frágiles, no tienen instinto de supervivencia. Se dedican a bailotear, a coger frutas de árboles y arbustos cuando tienen hambre y a dormir en edificios abiertos sin ningún tipo de seguridad.
Por otro lado, tenemos a los Morlocks. Mientras que los Eloi habitan en la superficie, los Morlocks moran en el subsuelo. Esta subespecie viene a ser una especie de «humano topo», un animal que se ha acostumbrado a vivir bajo tierra, en la oscuridad y con poco alimento.
Nada más llegar al año 802.701, alguien roba la máquina del tiempo, por lo que nuestro protagonista y narrador deberá descubrir que está pasando en esa Tierra futura y encontrar su máquina.
Me ha resultado muy curiosa la carga política que lleva este libro. Desde siempre, escritores y escritoras han utilizado sus obras como un medio para presentar ideas al público, ya fuera para difundirlas, defenderlas, criticarlas, etc. Normalmente, esas ideas no están expuestas claramente, sino que se dejan entrever a través de las opiniones de los personajes, por ejemplo. Son el tipo de cosas que se analizan en clase de Literatura, considerar qué quería decir un autor al referirse a un elemento de la historia sabiendo el contexto histórico de la obra. Sin embargo, en este libro, el autor dedica varios párrafos a analizar las dos subespecies que parecen poblar la Tierra.
El protagonista entiende que Eloi y Morlocks no son sino degeneraciones de la clase burgués y la clase trabajadora. Los burgueses (la clase media-alta), tras acostumbrarse a disponer de la clase trabajadora (la clase baja) para cubrir todas sus necesidades, empezaron a atrofiarse, mientras que la clase trabajadora, en su vida de servidumbre, fue empujada al subsuelo para no afear el reino burgués que se estaba formando en la superficie. Con el paso de los años, las diferencias fueron acrecentándose, y la clase burguesa se convirtió en una versión de la raza humana que no sabe lo que es el peligro ni necesita ninguna cualidad especial para sobrevivir, mientras que la clase obrera se transformó, adaptándose a vivir en entornos oscuros con comida escasa. No obstante, en algún momento antes de la llegada de nuestro visitante, las tornas empezaron a cambiar, puesto que los Morlocks empezaron a criar a los Eloi como ganado, proporcionándoles una vida tranquila y raptándolos cuando hay luna nueva, cuando los Morlocks pueden subir a la superficie.
Otro concepto que aparece en esta historia, de forma anecdótica en comparación a las ideas anteriores, es el del fin de nuestro mundo desde un punto de vista científico. Nada de jinetes, ni de dioses enfurecidos, ni de guerras nucleares: gracias a algunos saltos en el tiempo, nuestro viajero es capaz de ver cómo queda la Tierra cuando el sol se está apagando, cuando ya ha explotado, cuando lleva años desaparecido, forzando al lector a pensar en la mortalidad del planeta que habitarán sus generaciones venideras.
En general, el libro no me ha gustado demasiado. Puedo tomarlo como un buen ejercicio literario, dado que he leído las páginas en inglés, apoyándome en las páginas traducidas cuando tenía problemas de vocabulario, y por el ejercicio que supone leer «Un Clásico», pero, para mí, la historia no tiene un gran valor por si sola. Puedo valorarla como la precursora que es de un subgénero de la ciencia ficción, pero la historia como tal, a mi me ha sabido a muy poco. Usa esta información como consideres.
Ingeniero informático, intento de fotógrafo, sombra de escritor. Vividor de mil vidas. Meme expert, as well.
José María García García | Uses Font-Awesome and Bootstrap | Icons made by Freepik from www.flaticon.com is licensed by CC 3.0 BY