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Reseña de «Momo»

Hace poco decidí releerme «El Principito», lo que abrió la caja a la relectura de libros de mi infancia. Por azares del destino, descubrí que la historia de «Momo», que yo solo conocía por la película de animación, estaba basada en un libro, escrito precisamente por el autor de «La historia interminable», Michael Ende.

Momo, una aventura contrarreloj

«Momo», al igual que «El Principito», es una de esas obras inmortales que te fascina por cosas distintas según la edad que tengas cuando las leas. En este caso, si la lees de pequeño, es una niña viviendo una aventura, mientras que, si la lees de adulto, ves una apabullante crítica a la sociedad actual. Impresiona más aún el hecho de que este libro fue publicado por primera vez en 1973 y que sus enseñanzas siguen totalmente vigentes.

Momo es una niña huérfana que vive en un antiguo anfiteatro en una ciudad indeterminada. Aunque Momo no tiene padres, eso no significa que no tenga familia. El anfiteatro se encuentra en una zona humilde de la ciudad y, dado que allí todo el mundo es como una gran familia, las gentes de allí deciden cuidar a Momo entre todos. Además, Momo tiene dos muy buenos amigos: Beppo Barrendero y Gigi Cicerone.

Momo está caracterizada por tres cosas: su hirsuto pelo negro, el abrigo de adulto que lleva, muchas más tallas de la que sería la suya, y su capacidad para escuchar. Momo no tiene ningún poder mágico o especial, pero sabe escuchar muy bien. Cuando la gente cuenta sus problemas a Momo, incluso si ella no interviene, las personas se inspiran. Fluyen las ideas, las emociones, los pensamientos: hablar con Momo es una terapia, hasta el punto de que la gente usa la expresión «¡Vete con Momo!» cuando ven a una persona pasándolo mal o teniendo problemas.

Pero la habilidad de Momo para escuchar no es el tema central de la historia. Un enemigo fantasmal y discreto se ha cernido sobre la ciudad: los hombres grises. Espectros que llevan el frío allá donde van, los hombres grises han engañado a las personas, haciéndolas ahorrar tiempo para poder robárselo. La gente ha dejado de vivir: se limita a trabajar y a hacer las cosas más rápido para ahorrar un tiempo que no llega a aprovechar. Todo se ha vuelto gris, apresurado, frio, frustrante, vacío...

Momo es la única que los hombres grises no han podido seducir con bienes materiales, con riqueza o con poder. Y por tanto es un peligro para su existencia. No obstante, el que otorga el tiempo a los hombres, el Maestro Hora, no va a dejar a Momo sola. De hecho, ella es la única que puede ayudarle a derrotar a los hombres grises.

¿Alguna vez os habéis leído un libro, o habéis visto una película, y habéis notado los «¡Zas!, en toda la boca» que rezuma cada capítulo o escena? Pues «Momo» es uno de esos libros.

«Momo» es una especie de denuncia social que pretende hacernos ver que la forma de vivir de los adultos de su mundo, de los adultos de nuestro mundo actual, tiene consecuencias. En el mundo de Momo, la gente deja de disfrutar, deja de vivir. Con la excusa de estar haciéndolo todo más rápido, de forma automática, haciendo varias cosas a la vez sin centrarnos en ninguna de ellas, para poder usar el tiempo ahorrado en otras cosas, la gente está viendo como sus días pasan sin poder aprovecharlos. La gente deja de vivir con el aquel de que vivirá después, pero deja de vivir en última instancia.

“Porque al igual que tenéis ojos para ver la luz, oídos para oír los sonidos, tenéis un corazón para percibir, con él, el tiempo. Y todo el tiempo que no se percibe con el corazón está tan perdido como los colores del arco iris para un ciego o el canto de un pájaro para un sordo.”

Pero es que «Momo» no nos dice que no haya que trabajar, o que haya que estar siempre haciendo lo que nos guste, o que no nos preocupemos por llegar tarde. Lo que nos dice que es no podemos vivir amargados pensando siempre en lo que vamos a hacer después, porque ese después nunca llega, o, cuando llega, estamos tan cansados que lo perdemos. Ese tiempo falsamente ahorrado se pierde para siempre.

En ese aspecto, me ha encantado la metáfora del tiempo como flores: cada hora de cada persona es una flor temporal, que se marchita cuando esa hora acaba. Cada hora es más preciosa y bella que la anterior, y cada hora es única. Como decidamos invertirla, la actitud que decidamos tener: todo eso queda en nuestras manos.

La verdad es que «Momo» me ha dejado patidifuso, porque no esperaba encontrarme algo así en un libro para niños. Ansiedad, depresión, sensación de fracaso por no poder hacer todo lo queremos: veo a personas en el mundo real sufriendo por lo que sufre la humanidad en la historia de «Momo» y apenas sé como sentirme. Ha sido un auténtico placer haber vuelto a conocer la historia de «Momo» y por mi parte le doy un Muy Bueno.


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José María García García | Uses Font-Awesome and Bootstrap | Icons made by Freepik from www.flaticon.com is licensed by CC 3.0 BY