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Reseña de «Coraline»

Tras leer «American Gods» y «Mitos nórdicos», la siguiente obra de Neil Gaiman que me propuse leer fue «Coraline». A muchos os sonará este libro debido a la película en que se basa, «Los mundos de Coraline». 

Estrenada en 2009, está basada en el libro de 2002 que Neil Gaiman escribió para sus hijas. En el prólogo del ejemplar que he leído, el propio Gaiman nos cuenta que empezó a escribirlo para su primera hija, Holly, puesto que le gustaban las historias de niñas pequeñas que se enfrentaban a monstruos. No obstante, el tiempo pasaba y la historia no avanzaba. Cuando nació su tercera hija, Maddie, decidió acabar el libro para que al menos una de sus hijas pudiera disfrutar de esa historia para niños en su infancia. De ahí la dedicatoria que tiene «Coraline» en sus primeras páginas: “Lo empecé para Holly y lo terminé para Maddie”.

El ejemplar que me he leído está en inglés, si bien se han realizado traducciones y lo podéis encontrar en español. Aun siendo un libro para niños, ha habido ocasiones en las que me he visto corto de vocabulario.

El planteamiento de la historia es bastante curioso. Coraline acaba de mudarse con sus padres a un antiguo palacete que ahora está dividido en 3 apartamentos independientes, el Pink Palace. Sus padres son investigadores botánicos y están a punto de acabar un proyecto bastante importante, por lo que Coraline se ve sola en una casa vieja, que no le gusta, sin amigos, sin edad para poder alejarse de casa sola, y con la única compañía de sus vecinos. Por un lado, está el señor Bobo que vive en el ático, entrenando a sus ratones circenses. Por otro lado, están las señoras Spink y Forcible que viven en el sótano con sus perros y que son antiguas artistas. Todo el mundo parece estar fuera de sus cabales a ojos de Coraline, por lo que, en un intento por distraerse, empieza a explorar su nueva casa. Durante esta exploración, Coraline encuentra una puerta en el salón. Está pintada del color de la pared, como para esconderla. Tras pedirle a su madre que la abra, para ver que hay detrás, Coraline se lleva un chasco: tras la puerta solo hay una pared de ladrillos. Cuando el palacete se dividió en apartamentos, se bloquearon ciertas habitaciones para separar las casas.

No obstante, esa noche Coraline notará algo moverse en el suelo de su habitación. Tras seguir esa sombra hasta el salón, descubre que la puerta está abierta y que más allá no hay una pared, sino un largo que pasillo que antes no estaba ahí. Al llegar al otro lado, descubre que está donde empezó, en su casa. Pero no es su casa. Sus padres están esperándola, pero no son sus padres. Son una versión más alegre y amistosa, con botones cosidos en los ojos.

En este mundo todos tratan bien a Coraline, todo el mundo le hace caso, todo es más divertido. Pero está todo mal. Su otra madre es en realidad un Beldam, un monstruo que puede crear ilusiones y que se alimenta del alma de los vivos: su único objetivo es engañar a Coraline para que le deje coserle botones en los ojos y poder retenerla en ese mundo mágico. Con sus padres desaparecidos, secuestrados por la Beldam, Coraline solo tiene un gato, una piedra con un agujero y su propio valor para arreglarlo todo y traer a sus padres de vuelta.

Si bien el planteamiento es interesante, se nota que sigue siendo un libro para niños, porque no contesta todas las preguntas que podría tener un lector más adulto y se centra solo en la aventura. ¿Cuánto tiempo lleva ahí ese monstruo? ¿Por qué solo ahí? ¿Por qué una piedra con un agujero en el centro permite ver cosas ocultas? Preguntas como estas quedan sin respuesta, siendo el valor de una niña asustada el núcleo de todo en última instancia.

Para un lector adulto da la sensación de que sabe a poco (si bien visualmente la historia cobra mucha fuerza), aunque probablemente los niños pequeños puedan sacar moralejas muy alentadoras de este: que son fuertes, que tener valor no significa no tener miedo, sino afrontarlo, que la imaginación y el ingenio dan mucho poder, etc. En lo que respecta al idioma, no es un libro tan de principiantes como cabría esperar de una obra infantil, por lo que si no tienes desenvoltura con el inglés literario, leerlo en español es la opción más cómoda.

En resumen, es un libro muy adecuado para un público infantil, a pesar de la etiqueta de «terror» que lleva, si bien se queda un poco seco para un público más adulto.



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José María García García | Uses Font-Awesome and Bootstrap | Icons made by Freepik from www.flaticon.com is licensed by CC 3.0 BY